domingo, 20 de marzo de 2016

Tiempo de Pascua

En Alemania, como en otros países, es tradición decorar jardines y casas con huevos de Pascua. Hay quienes los pintan, aunque se pueden comprar ya coloreados. Hay huevos para exteriores y otros más idóneos para tener dentro. Mis hijos, puesto que se están criando en este contexto cultural, toman también parte de esta costumbre. Ya hemos puesto nuestro particular "árbol de Pascua". Normalmente la gente con jardín cuelga estos huevos de colores de ramas de árboles y arbustos y coloca pequeñas esculturas de conejos y de huevos también. Según me han contado, el Conejo de Pascua le trae a los niños huevos y conejos de chocolate el Domingo de Resurrección. 

En este enlace que comparto a continuación, podéis obtener más información sobre la tradición del Conejo de Pascua



jueves, 17 de marzo de 2016

Tener un plan de acción

Que un niño pueda aprender desde la cuna dos idiomas es algo considerado como una importante baza para su futuro en un mundo globalizado como es en el que nos encontramos. Que ese niño llegue a manejarse a un nivel nativo en dos lenguas sin duda que le abrirá muchas puertas el día de mañana. Pero también están quienes opinan que los contextos bilingües ralentizan el desarrollo de los niños en otros aspectos, además del riesgo de que mezclen idiomas y no logren dominar ninguno. Precisamente con la intención de saber más sobre la realidad del bilingüismo, descartar falsos mitos e identificar sus potencialidades, acudí a una charla organizada por una asociación de migrantes hispanohablantes residentes en Berlín, donde vivo junto a mi familia y donde mis hijos están creciendo en dos idiomas, el castellano y el alemán. La actividad resultó esclarecedora a la par que fructífera y de ella saqué muchas conclusiones, que estoy pudiendo concretar gracias también a las indicaciones dadas en un libro que en dicha charla nos recomendaron. Se titula 7 steps to raising a bilingual child y está escrito por Naomi Steiner y Susan L. Hayes, expertas en la materia.
 
El libro da soluciones concretas a problemas que se plantean en el día a día cuando se cohabita con dos o más idiomas. Aporta ejemplos muy gráficos en los que uno se reconoce fácilmente. La manera clara y amena de como está escrito facilita la lectura y la comprensión. Aporta, además, tablas-resumen al final de cada capítulo, fichas que puedes ir cumplimentando, ejercicios varios y múltiples referencias de documentación. Vamos, un step-by-step book en toda regla que orienta a la perfección sobre cómo proceder en situaciones y contextos donde el niño tiene que tratar con más de un idioma.



Basándome en este manual que, como digo, me está resultando de gran utilidad, iré compartiendo información de este libro con el deseo de que también os dé alguna pista de cómo abordar situaciones que puede estéis atravesando si os encontráis en esta tesitura.

Aquí va la primera pauta que destaca el libro y en la que incidió la ponente de aquella charla a la que asistí: es fundamental tener un plan de acción ante el bilingüismo, no idílico, no un "querer-ser", sino totalmente consecuente con nuestras posibilidades y adaptado a las circunstancias de nuestra vida y rutina y al ritmo de nuestros hijos, marcarse objetivos alcanzables y mantener un calendario más o menos fijo de actividades en el idioma materno y en el otro idioma. El niño le dará importancia a aprender esa segunda lengua si tú se la das también.




Fuente: Naomi Steiner, M.D., with Susan L. Hayes, "7 Steps to Raising a bilingual child". AMACOM. 2009.

domingo, 6 de marzo de 2016

Paseo bajo la lluvia

Cuando llueve... ¿por qué no salir a dar un paseo? Da perecilla, sí, sobre todo si, además de llover, hace frío fuera, pereza que se convierte en pánico escénico cuando hay niños de por medio con ganas infinitas de chapotear en los charcos de barro y manejar a su antojo el paraguas: lo mismo lo abren que lo cierran que lo usan para almacenar lluvia que luego se echan encima... las posibilidades son tantas como impredecibles son ellos.

Pero con una actitud positiva y, sobre todo, equipándolos bien antes de salir, se minimizan berrinches a cuenta de las manchas y los resfriados que los peques puedan pescar durante el paseo bajo la lluvia. Bastará con ponerles unos calcetines gorditos, unas katiuskas, unos pantalones y abrigo impermeables -que protegerán la ropa que lleven por debajo- y un gorro que les tape bien las orejas -muchos enfriamientos vienen por el oído-. Y... ¿quién dijo miedo? ¡Viva el chapoteo!