viernes, 27 de enero de 2017

Stop presiones

Se ha creado una mística en torno a la lactancia que ha acabado yendo en contra de las propias madres -en teoría, las grandes beneficiadas-, que tienen en ello otro frente más de presión -como si tuvieran que lidiar con poco...-. 

A mucha gente que se dice especialista en la materia le resulta inconcebible que una mujer opte por no amamantar a su bebé, sino alimentarle con leche de fórmula. Para estos, esto nunca puede ser algo que voluntariamente elija una madre. No, no. Eso tiene que ser por algo. Eso es porque hay algo en la biografía de las mujeres que deciden esto que lo ha impedido, dicen, y se quedan tan anchos. Que si no les enseñaron bien a colocarse el bebé, que si en el parto algo no fue "como debió marchar", que si los médicos que guiaron el embarazo no tuvieron en cuenta sus sensaciones, que si no se embadurnaron con suficiente aceite el cuerpo durante el embarazo... la enumeración de que si 's es tan larga como tiempo por delante tenga quien está intentando buscar una razón que explique lo que para ellos es inexplicable, o sea, que no se le dé el pecho a un bebé. No se dan cuenta de que indirectamente están descargando sobre la madre una serie de sentimientos malísimos: que si de culpa, que si de frustración, que si de ineptitud... la enumeración de que si 's es tan larga como débil se encuentre la mujer en esa cuesta arriba, de mayor o menor pendiente, que es el posparto.

En vez de tanto catecismo laico sobre la lactancia, todos estos "piquitos de oro" bien podrían ser más diligentes y exponer muchísimo antes de cuando lo hacen toda esa retahíla de que si 's que enumeran a toro pasado. Saber con antelación no solo sobre la parte hermosa de la lactancia, sino también sobre la dureza física y emocional que trae consigo, ayudaría mucho a las futuras mamás, tanto a las que deciden desde un inicio no dar el pecho, como las que lo intentan y no resulta o las que amamantan y durante la lactancia tienen molestias, ya sean las habituales, ya sean problemas más serios. Saber más sobre la lactancia, en su conjunto, serviría, sobre todo, para quitar presiones y culpas, algo que sencillamente no se puede consentir. 

Por tanto, a todos esos que se llenan la boca con loas etéreas y que carecen del más mínimo sentido de la realidad se les podría pedir, como poco, que cuenten lo que no suelen contar para no romper el encanto de lo que venden. No se trata de componer un cuento de hadas. Lo que tienen entre manos es otra cosa bien distinta. 

Y tú, mamá, no te dejes amedrentar por estos argumentarios. Infórmate, pide una segunda, tercera opinión, todas las que hagan falta sobre qué es lo que os conviene a tu bebé y a ti, en función de vuestras circunstancias concretas. 




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