lunes, 26 de junio de 2017

Dudas

Dudas, muchas surgen cuando se está educando a un hijo, a una hija en un contexto cultural e idiomático distinto del propio. Hablando del tema con una amiga el otro día, me dijo que en más de una ocasión se ha planteado si a sus hijos les habla lo suficiente como para que adopten su lengua materna, pues no ve avances y ellos prefieren hablar en alemán, incluso con ella, que es hispanohablante. Le comenté de la existencia del libro "7 Steps to Raising a bilingual child", que tanto me ha ayudado y lo sigue haciendo y que, precisamente por eso, tomo como referencia en los artículos que publico sobre el complejo e interesantísimo universo del bilingüismo y multilingüismo en edades tempranas. 

Una de las conclusiones de este texto al respecto es que, pese a no ser patentes los efectos de una educación bilingüe en una primera fase, el cerebro no para de trabajar y llegará el momento en el que al crío, a la cría no le supondrá dificultad alguna "desconectar" de un idioma para "conectar" con el otro o con los otros, siempre y cuando, insiste el manual, que no se ceje en el empeño y se sea persistente con la puesta en práctica del plan de acción que sea que se haya marcado. La constancia en la estrategia es la clave para llegar a buen puerto. 

Steiner y Hayes señalan las siguientes maneras como muy importantes para conseguir reforzar nuestro plan, de manera que nos podamos quedar tranquilos con los esfuerzos que realizamos para que nuestros hijos/as aprendan y usen nuestro idioma: 

  • Intenta no traducir, sino explicar lo que la palabra significa. 
  • Si tu hijo/a te responde en el otro idioma, ve llevándolo con naturalidad hasta tu terreno hasta hacer que la conversación se desarrolle en tu lengua materna. 
  • Nunca le fuerces. Ten en cuenta que hay niños/as poco habladores/as. 
  • No interrumpas a tu hijo/a cuando habla en tu lengua para corregirle errores. Lo más importante es que la conversación fluya. Si se ve continuamente interrumpido, puede cogerle miedo a usar tu idioma. Para que poco a poco vaya subsanando los errores, construye frases de manera correcta con las expresiones que más se le resisten y empléalas con más frecuencia en las charlas que mantienes con él/ella. 
  • Reemplaza con naturalidad la palabra “cosa” por lo que esa “cosa” es. 
  • Hazle sentir que estás orgulloso/a de que hable tu idioma. 
 

Fuente: Naomi Steiner, M.D., with Susan L. Hayes, "7 Steps to Raising a bilingual child".
AMACOM. 2009.




miércoles, 7 de junio de 2017

Aperitivo en días de calor

Cuando aprieta el calor, tengo siempre en la nevera boles con fruta partida y los saco a lo largo del día para que los peques -y no tan peques- piquen/piquemos. Parto sandía y melón en cuadraditos. También corto en tiras el pimiento y el pepino.
 

Si nos vamos a un parque infantil, meto las frutas en táperes y lo guardo todo en una bolsa que mantiene el frío, junto a enfriadores que mantengo de normal en el congelador. Así, al comer la fruta, está fresquita y se convierte en un aperitivo que apetece en cualquier momento. Lo ideal sería portarla en una nevera, rígida o de tela, pero la bolsa se puede acomodar con facilidad en cualquier mochila y en el carrito de bebé/silla infantil de paseo. 
 
©María Ortiz
 

También suelo llevar fresas o fresones en su correspondiente táper. Les doy unos buenos lavados, les quito el rabito verde y procuro dejar las unidades completas, porque, si se trocean, sueltan mucho jugo, que puede derramarse y mojarlo todo.
 
Las tortas secas de maíz combinan bien con la fruta fresca y, como a los peques les resultan fáciles de agarrar, también son una buena opción como algo para picar cuando estamos fuera de casa.