viernes, 22 de abril de 2016

Libros, libros, ¡libros!

Libros de tela, papel, cartón, madera, mulliditos, de plástico idóneos para hojear en la bañera. Libros de ilustraciones con diferentes texturas, con botón de melodías, con puzzles o marionetas incorporadas, con recortables, pinta-pintas o pegatinas. Libros ilustrados o monocromos, bidimensionales/ tridimensionales, con discos rotatorios, solapas que se levantan, pestañas que se deslizan. 

Libros que cambian de tema y formato al ritmo que crece el niño, que se adaptan a sus gustos y hábitos: libros de textos breves y letras grandes que irán dando paso a los de textos largos y letras pequeñas.

Libros de cuentos, fábulas, poemas, canciones, de historietas para que el crío se vaya saciado a dormir... tantos y tantos libros. Libros en casa, en bibliotecas, guarderías y colegios, en librerías.

Que el niño, desde bien peque, tome, cargue, deje, vuelva a tomar, hojee, incluso mordisquee libros, va tejiendo mimbres de un futuro lector y ya se sabe que cuando uno regala o recomienda un libro, está invitando a la persona regalada/aconsejada a poner la imaginación a trabajar a toda marcha y esto sencillamente no tiene precio.




No hay comentarios:

Publicar un comentario