lunes, 28 de noviembre de 2016

Vigilantes

Desde el minuto uno de quedarse embarazada se suceden en el cuerpo de la mujer una serie de cambios hormonales que acompañan las continuas transformaciones que se experimentan durante los meses de formación del bebé, así como durante el alumbramiento en sí, y que prosiguen en el posparto y el periodo de la lactancia. 

Sin embargo, esas alteraciones no cesan con la última toma y por ello hay que estar en todo momento vigilantes e informar al médico especialista que esté llevando nuestro historial ginecológico de cualquier situación anímica, física o emocional que consideremos esté incidiendo negativamente en nuestro día a día. Tal vez en este malestar tenga mucho que ver esa sucesión de cambios profundísimos a todos los niveles a los que me acabo de referir y si estos no son valorados o considerados en la medida oportuna, el diagnóstico y el consiguiente tratamiento puede que no lleguen a acertar del todo.

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