A
veces pasa que, sin darnos cuenta de cómo ha ocurrido, pero las tomas empiezan a molestar. ¿Nos habrá dañado el bebé el pezón durante la succión? ¿Habremos contraído alguna infección?
Lo primero que hay que hacer
es extremar el cuidado del pezón. La matrona me insistía mucho en que nunca se
nos puede olvidar tener delicadeza máxima para retirar con suavidad el pezón de la boquita
del bebé. Para ello, meteremos un dedo en su boca y así se desenganchará con
mayor facilidad. Una vez fuera, analizaremos el pezón, intentando ver dónde
está el problema. Si comprobamos que es algo leve, es decir, que no hay
heriditas visibles ni bultitos en torno al pezón –indicio de obstrucciones-, la ginecóloga por su parte me recomendó, antes de la toma, poner paños calientes sobre el pecho afectado y dar un masaje suave, siempre en dirección de arriba a abajo. Y, después de la toma, ponerse paños fríos. Esta alternancia, me explicó, puede ayudar a abrir los posibles conductos atascados en la glándula mamaria.
Para hidratar el pezón viene muy bien ponerse un poquito de pomada de lanolina.
Para hidratar el pezón viene muy bien ponerse un poquito de pomada de lanolina.
En
caso de que la molestia se convierta en dolor y que veáis que el pecho no tiene
buen aspecto, no dudéis en acudir inmediatamente a vuestro médico de
referencia. Puede ser síntoma de una mastitis o de otros problemas de
consideración.
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