Calor y niños es una ecuación casi imposible. No obstante, algunas pautas ayudan a los más pequeños, especialmente sensibles a las altas temperaturas, a llevarlo mejor.
- Ventilar la casa durante las primeras horas de la mañana. Habrá que tener, eso sí, precaución y cuidado de no poner a los niños en las corrientes, ya que pueden constiparse.
- Mantener las habitaciones frescas -en especial, los cuartos donde duermen los peques-. Para ello, ayuda bajar las persianas y echar las cortinas una vez que hemos acabado de ventilar. Si se tiene aire acondicionado, puede ponerse a unos 27 grados un ratito antes de echarlos a dormir.
- Tener ropa de cama 100% algodón.
- Garantizar una continua hidratación. Es muy importante que los niños beban constantemente líquido, preferiblemente agua, y del tiempo.
- Darles baños a demanda. Como a los adultos nos pasa, a los críos les van muy bien los baños de agua tibia, tantos como pidan.
- Evitar salir en las horas centrales del día. Si se sale:
- Darles protección solar factor 50, en especial en cara, cuello, hombros y brazos. A los bebés, nunca en pies y manos (se los chupan continuamente). Es recomendable aplicar la crema una media hora antes de salir.
- Ponerles un gorrito o gorra.
- Vestirlos con ropa ligera.
- Llevar un toldito o sombrilla en el cochecito o silla. A los bebés no les puede dar el sol directo.
- Hay quienes, para quitarse un rato de calor y darse una vuelta, eligen los centros comerciales como opción de ocio en días de altas temperaturas. Por precaución es recomendable echarse alguna chaquetita o colchita fina para los niños. El aire acondicionado suele estar muy alto en estos locales y si el peque se queda dormido en el carro puede enfriarse si está demasiado descotado/destapado. Además, los críos son especialmente delicados y los cambios bruscos de temperatura -al pasar del fresquito del centro comercial al calorín de la calle y viceversa- no son nada buenos para ellos.
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