jueves, 19 de febrero de 2015

Cabecita loca

He tenido la suerte de no padecer demasiados dolores de cabeza durante los embarazos. Pero, cuando los tuve, me solía calmar bastante tumbarme en posición horizontal sobre la cama y ponerme en la nuca un cojincito de huesos de cereza o semillas –al menos, aquí en Berlín es bastante común y se encuentra fácilmente en cualquier droguería- previamente calentado en el microondas.

Los baños de agua caliente me relajan un montón, así que me fueron de gran utilidad cuando el dolor de cabeza venía después de un día de mucha actividad o estrés. Eso de que el chorro de la ducha caiga sobre la cabeza y sobre la cara es un masaje impagable. 

Por supuesto, queda como último recurso tomarse un "paracetamol" como medio para calmar el dolor de cabeza. No obstante, consultad con vuestra matrona o médico/a qué hacer al respecto, en especial si estas molestias se convierten en algo frecuente. 

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