viernes, 24 de abril de 2015

¡Al agua, patos!

Llega la hora del baño y, aunque hay niños a los que les da más perecilla que a otros meterse en la bañera, en cuanto están a remojo pierden la percepción temporal y el berrinche viene cuando los tenemos que sacar.

El baño no es solo importante como hábito de limpieza. El medio acuático les encanta a los críos y les ofrece posibilidades de juego y entretenimiento distintas. 

¿Cuándo bañarles? Yo baño a mi hija antes de la cena, por lo que en la bañera acaba quemando las últimas energías del día y se sienta a la mesa bien relajadita. El descanso que les proporciona es una ventaja del baño antes de cenar. A mi hijo, que es aún muy bebito, a veces lo baño antes que a la hermana, pero otras veces lo baño por las mañanas, para hacerlo más relajadamente, aprovechando que la hermana está en la guardería. Pero cada maestrillo tiene su librillo y cada familia tiene su ritmo y su rutina y su hora del baño.

Si eres mamá o papá primerizo y no sabes qué resulta imprescindible, a continuación te dejo el listado de cosas que, por mi experiencia, son de gran utilidad en el asunto este del baño de los peques.
  • Bañerita. Recomiendo que sea hermosa y sirva hasta los dos años largos del niño. Yo la meto a su vez en la bañera del cuarto de baño. Esto resulta práctico sobre todo cuando el crío empieza a chapotear (así no se te pone el suelo encharcado). Hay familias que tienen una especie de estructura metálica plegable en la que ponen la bañerita a la hora del baño. La ventaja de esto es que no te tienes que inclinar tanto, como sucede si bañas al niño directamente en la bañera del baño o en la bañerita dentro de la bañera. Hay bañeritas plegables, muy prácticas si no tienes mucho sitio en casa para guardarlas, y también, por ejemplo, cuando vayas de viaje. No obstante, son demasiado caras, en mi opinión. Aquí en Berlín hay quienes usan una especie de cubo en el que bañan a los bebés durante sus primeros meses de vida. Ya ves que hay muy diversas opciones. Tú verás cuál se adapta más a tus gustos y posibilidades.
  • Esponja.
  • Jabón para bebés no perfumado.
  • Toalla. Funcionan bastante bien con los bebitos las toallas que tienen una capuchita en la esquina. Cuando los niños son más mayorcitos, prefieren reposar el baño en albornoz. Aunque, claro, esto va en gustos.
  • El patito (o el barquito, muñequitos, libros para ver en el agua... la gama de juguetes resistentes al agua es bastante amplia). Eso sí, sean los juguetitos que sean, es conveniente cambiarlos cada cierto tiempo, pues aunque uno procure sacarle a diario todo el agua, al final siempre queda algo dentro y se van echando a perder.
  • Guiada por recomendaciones, compré un termómetro para medir la temperatura del agua de la bañera. Sin embargo, con el tiempo empecé a emplear la “tecnología” sugerida por la matrona: nada mejor para saber si el agua está caliente o fría que calibrarla con el codo de mamá o papá. Cuando resulte agradable, entonces meteremos al niño. Y no falla.



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