No
voy a negar que se viven momentos caóticos, sobre todo, cuando se ponen enfermos
o tienen molestias a la vez o a la vez reclaman tu atención, en especial cuando
aún son bebés y necesitan tanto de ti. Pero las siguientes pautas me
ayudan bastante a coordinar sus agendas personales y poner un poco de orden en
el día a día:
- Organizarse. Marcarse metas diarias realistas evita frustraciones.
- Redefinir prioridades. Esto ayuda a lo anterior.
- Hablar en pareja. La organización es cosa de dos. Trazar el plan conjuntamente y mantener una buena y fluida comunicación entre los cónyuges es clave para superar las situaciones complicadas que se plantean en el seno familiar.
- Contar con la colaboración del hijo mayor. Incluir al hijo/a mayor en la ejecución de tareas que implican cierta responsabilidad refuerza su seguridad y motivación, pues se siente imprescindible en la familia. Adquiere rápidamente el rol de hermano/a mayor y madura en muchos aspectos con bastante celeridad.
- Buscar apoyos. Ya sean familiares, vecinos, personal externo (canguros)… ¡no te sientas sola/o!
- Asumir que no somos perfectos ni todopoderosos.
- No dejarse llevar por el agobio ni la histeria. Los niños se dan cuenta de todo y cuando estamos de los nervios ellos rápidamente se contagian.
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