lunes, 21 de septiembre de 2015

El hábito hace al monje

En Alemania se conciencia mucho a las madres y a los padres de la importancia de esmerarse en el cuidado y limpieza de dientes de los hijos desde que estos son bien pequeñitos. De hecho, la primera visita al dentista se aconseja hacerla en torno al primer año de vida del bebé. 

Precisamente en la primera revisión con mi hija, la dentista me recomendó empezar con el cepillado de dientes. Aunque aún le falten muchas piezas de leche y los que tengan sean aún chiquitillos, insistió en que usara cepillos de iniciación, que están más orientados a servir para hacer masajito en la encía que para limpiar. Cuando los bebés tienen año y medio, se les cepilla con cepillitos con el pelillo habitual y se le pone un pelín de dentífrico adaptado para niños. Consulta con tu pediatra o dentista infantil cuál usar.

Aunque en un principio me pareció muy exagerado empezar tan pronto con los cuidados de la boca, pienso que es una buena manera de ir creando poco a poco el hábito del cepillado como algo fundamental en la rutina de nuestros peques.

Hay algunos trucos para que vayan acostumbrándose a ello. A mí me han funcionado los siguientes:

  • Establecer una rutina. Si al principio le cepillas sólo una vez al día, que siempre sea a la misma hora, por ejemplo, antes de ir a dormir.
  • Crea ejemplo. Si  el niño ve que tú te lavas los dientes después de cada comida, él también querrá hacerlo.
  • Hazlo como un juego. La oposición al cepillado por parte de tu hijo es bastante alta al principio. Por tanto, conviértelo en algo divertido. 
    • A veces funciona que te lleves sus peluches favoritos al baño y hagas como que les cepillas también a ellos. 
    • Hay canciones que hablan sobre el tema. Igual les anima cantarlas antes o después del cepillado. 
    • Hay cepillos costumizados con dinosaurios, jirafas…
  • Que le pierdan el miedo. Déjale al propio niño que pruebe a cepillarse solo. O bien le ofertas “primero mamá, luego nene”, o bien dejas que primero se lave él, y después lo repasas tú, por proponer dos maneras que pueden funcionar.




Y, como ante todo nuevo hábito para nuestros peques, ¡mucha paciencia y ánimo!

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