En época
de entretiempo, cuando lo mismo hace fresco que, de pronto, aprieta el calor, nos
preocupa –a las madres, en especial- que no hayamos abrigado lo suficiente a
nuestros hijos o, justo lo contrario, que les hayamos puesto demasiada ropa. Me
dieron en cierta ocasión un consejo que sigo y me funciona: es preferible que
el niño tenga varias capas de ropa no demasiado abrigosa, de manera que pueda
desprenderse de ellas o ponérselas encima, según tenga calor o sienta frío. Ya con
los abrigos de riguroso invierno en el armario, donde aún aguardan las
sandalias y los bodys de tirantes, los bodys de manga corta, las camisetas de
algodón de manga larga, los pantalones sin forro y las chaquetitas finas pueden
formar parte de este juego de capas.
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