Durante mi primer embarazo, tuve la ocasión de leer en varios libros sobre la importancia de reaccionar a
tiempo ante la llamada "depresión posparto". De lo que no había leído tanto o, al
menos, no recuerdo nada de lo leído, es sobre la importancia de las hormonas a este respecto. Pasadas las primeras semanas después del parto, el cuerpo de la
mujer sufre un "carrusel químico". Normal, ya que el cuerpo debe volver a su estado
habitual. Pero, sobre todo, tras el destete, estos cambios hormonales llegan a
ser bastante importantes. Esto incide, por supuesto, en la vitalidad
de la mujer, hasta el punto de que se puede llegar a achacar ese bajón a causas netamente
emocionales, cuando en verdad el asunto es bien distinto y tiene una fundamentación fisiológica clara. Así, puede
ocurrir que esas situaciones de tristeza tengan una causa hormonal, que ese
paso de la euforia a la pena tenga más que ver con episodios hiper o
hipotiroidíacos. De ahí que un diagnóstico correcto resulte fundamental para que la situación pueda ser afrontada convenientemente.
En conclusión: que si te sientes mal, sin fuerzas, sin ánimo, no dudes en ir al
médico y que te hagan las analíticas y auscultaciones que sean necesarias. Exígelas. Estás en tu derecho. ¡No más
lágrimas!
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